Sitio dedicado a la Antropología

Áreas Geográficas

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Fachada Mediterránea

Levante y Sureste
El Levante tiene dos fases:

  • I (hasta el siglo VIII a.C.): con cadencias del Bronce Tardío.
  • II (desde el siglo VIII a.C.): con nuevos asentamientos.

El Sureste (válido también para Levante, Granada y Jaén) tiene tres fases:

  • I (1100/1000-850 a.C.): introducción del rito de la incineración, con influjos mediterráneos.
  • II (850-750 a.C.): cada vez más influjos de Andalucía occidental y fuertes relaciones exteriores.
  • III (800/750-725/700 a.C.): valores orientalizantes, preibérica, de transición a la Edad del Hierro.

Las viviendas son de planta circular u oval, zócalo de piedra y paredes enlucidas de adobe, tapial y ramajes. La economía se basa en la agricultura de regadío, ganadería de ovejas y cabras y algo de caza y pesca. Existe industria textil y poco desarrollo de la metalurgia, si bien destaca la orfebrería, quizás con fines comerciales, con tesoros como Cabezo Redondo o Villena (este último con cuencos de oro, botellas de oro y plata, brazaletes de oro y piezas de un cetro, entre 1000 y 650 a.C.).
En esta zona hay una etapa llamada Bronce Tardío, que no es una fase argárica pero se basa en ella, y se desarrolla en dicha área del Bronce valenciano y Andalucía. Los poblados son continuidad de los argáricos y también los hay de nueva creación, siendo muy representativo el de Fuente Álamo (Almería). Están ubicados en lugares de fácil defensa y en cerros poco elevados (Los Saladares en Orihuela, Murcia). Tienen calles estrechas irregulares y casas agrupadas de planta rectangular o circular, hechas con ramajes y barro con zócalos de mampostería. En Purullena (Granada), hacia el 1250 a.C. se detectan casas rectangulares con zócalos de piedra.
La base económica era la agricultura y la ganadería (caballos, bueyes, ovejas y cabras), con indicios de trashumancia con la meseta, posible fuente de transmisión entre las corrientes atlántica del noroeste y las del sureste, que alcanzan su plenitud en el Bronce Reciente.
En los materiales destacan las puntas de flecha y punzones de hueso, dientes de hoz de sílex y molederas de piedra pulimentada, brazaletes de piedra y pesas de telar. La cerámica es variada, pudiendo ser lisas, incisas, tipo boquique y excisas tipo Cogotas, testimoniando la influencia de la Meseta en la zona.

Nordeste. Campos de Urnas
En el Nordeste peninsular se da el complejo fenómeno del Campo de Urnas, que surge en Europa centro-oriental hacia el siglo XIII a.C., con un rito funerario de incineraciones en urnas agrupadas en grandes necrópolis, que se va extendiendo por toda Europa.
Es una etapa compleja, con variaciones geográficas y cronológicas, can base autóctona y nuevas aportaciones (material, lingüísticas y étnicas). Se han establecido periodizaciones, habiendo llegado los primeros tal vez antes del 1100 a.C. por los pasos orientales de los Pirineos, extendiéndose desde el Ampurdán al campo de Tarragona, penetrando en el Bajo Aragón y el Bajo Segre. Hay poblados al aire libre y en cueva, de carácter agrícola y necrópolis pequeñas de campos de urnas y en cuevas. La cerámica es bitroncocónica de perfil carenado con acanaladuras, semejantes a las del Languedoc. También tenían tecnología del bronce y arado de tracción animal.
Entrado el I milenio se produce una evolución local y una expansión por todo el cuadrante nordeste, con la casi total absorción del substrato precedente. Aumentan los poblados y son más extensos, así como las necrópolis. La expansión da lugar a diversos grupos locales:

  • Ampurdán: poblados de poca entidad. Destaca la necrópolis de Agullana, con más de 500 sepulturas, algunas con ajuares.
  • Centro y Sur de Cataluña: continuidad y crecimiento demográfico, con hábitats en llanura. El poblado de Molá tiene casas rectangulares de piedra y adobe. Las necrópolis son pequeñas, y el metal escaso.
  • Segre: los primeros campos de urnas aparecen en el Bronce Medio, Los poblados se ubican en cerros de fácil defensa, y son pequeños. Los enterramientos son en cistas y túmulos (Llardecans y Pedrós, en Lérida). Aparecen moldes de fundición.
  • Bajo Aragón: comienza a finales del siglo X a.C., con importante agricultura cerealista, con tipos metálicos de fabricación local. Importante ganadería trashumante. Enterramientos (Els Castellets, en Mequinenza) y poblados (Palermo, en Caspe) son como en el grupo anterior.

Fachada Atlántica

El Bronce Atlántico es un complejo tecnológico y de cultura material, especialmente bronce y orfebrería, que se extiende por las regiones marítimas del continente europeo, favorecido por la navegación.
En la Península se desarrolla en todas las zonas costeras, desde Vizcaya hasta Cádiz, con focos destacados en áreas minero-metalúrgicas y penetraciones en el interior: Meseta (montañas de Palencia y León), Extremadura y Andalucía occidental. La industria metalúrgica local asimila los tipos nuevos, pero también los crea y difunde.
Se han establecido unas fases de evolución, si bien poco sistematizadas al no poder determinar cronologías idénticas en todas las zonas:

  • I: 1250-1150 a.C.
  • II: 1100-900 a.C.
  • III: 900-800 a.C.
  • IV: 800-750/700 a.C.

Noroeste y cornisa cantábrica
Abarca Galicia y norte de Portugal, con penetración a la meseta norte (futura cultura castreña) y zona este de Asturias y Santander. Tiene dos facies diferentes:

  • B.R.I (1200-900 a.C.): el útil característico es el hacha de talón (imitación francesa) o tope (con nervio central, de talleres locales) para deforestación, con producción masiva, exportándose a otras regiones. Los de una anilla se usarían como hachas y los de dos como azuelas. Hay hachas de cubo de origen bretón, escoplos, cinceles, cuchillas de afeitar y espadas tipo estoque largo (argáricas), y en momentos avanzados pistiliformes de empuñadura calada (origen bretón. La orfebrería está representada por pulseras de oro y torques de origen irlandés. En el arte, continúan los petroglifos.
  • B.R.II (desde 900 a.C.): coincide con el Bronce Final III europeo, y comienza con la llegada de gentes centroeuropeas con nuevos tipos de armas, en especial espadas de hoja larga, punta de “lengua de carpa” o “gota de sebo”, empuñadura de lengüeta calada, así como puntas de lanza y hoces lisas o con nervaduras. Continúan las hachas con talón con una o dos anillas laterales, puñales y calderos con remaches de origen irlandés (Cabarceno). La orfebrería está representada por pulseras y cuencos de oro (Tesoro de Riantxo).

Extremadura
Es zona puente entre el noroeste y suroeste, de encuentro de todas las corrientes y de difusión hacia el interior. Se desarrolla una cultura con unidad y personalidad propia, con arraigado substrato autóctono e influjo de las tres corrientes, al que se une la metalurgia y nuevos tipos de orfebrería y cerámica.
Lo más representativo aparece en depósitos de objetos de bronce, escondrijos de oro y arte rupestre. En el poblado de Valcorchero hay una necrópolis de cistas de piedra con chozas de planta circular. La cueva del Boquique da nombre a un tipo cerámico. Además de Boquique también aparecen cerámicas incisas, excisas, bruñidas y pintadas geométricas.
La técnica del metal está desarrollada, con hachas, puntas de lanza, escoplos, alfileres de cabeza redondeada, colgantes, etc., y en la orfebrería destacan los torques de oro con decoración geométrica, cadenas de espirales y brazaletes de ascendencia bretona, en tesoros como Sagrajas (Badajoz) y Bezorcana (Cáceres).
Destacan los ídolos-estelas con insculturas antropomorfas, relacionadas con las estelas. En todas aparece una representación del inhumado rodeado de sus armas, en los primeros esquemáticamente y en las segundas con muchos detalles. Las fechas de estas estelas se han establecido entre 1000-800 a.C. y 1100-800 a.C.

Andalucía occidental
Se inicia hacia el siglo X a.C. y se desarrolla en los dos siglo siguientes, en las tierras bajas de Huelva, depresión bética y zonas bajas de Sierra Morena.
Cerámica con decoración bruñida y pintada geométrica, junto con armas, como espadas pistiliformes de empuñadura maciza y puñales y espadas con empuñadura calada y punta “lengua de carpa”, abundantes en la ría de Huelva, donde aparecen además puntas y regatones de lanza, torques, broches de cinturón, fíbulas, botones, adornos y fragmentos de casco.
La base económica era la metalurgia de cobre y plata, con asentamientos permanentes en zonas mineras, y comercio de largo alcance. Uso de la aleación cobre, estaño y plomo, característica de objetos de la Península Ibérica. Hay martillos de piedra, moldes de cerámica, escorias y hornos de fundición que testimonian esta actividad.

Suroeste
El inicio del Bronce Final es continuación del Bronce del Suroeste II, salvo transformaciones en el valle del Guadalquivir.
Se incrementan las relaciones entre las regiones, que dará lugar a la Cultura Tartésica, que se desarrolla en una zona de recursos naturales. Los poblados se ubican en cerros, con y sin defensas, y las necrópolis son de inhumación en cistas más pequeñas, con las estelas alemtejanas en algunas sepulturas.
La cerámica ofrece vasos con carena muy marcada decorados con surcos, botellas con gallones en relieve, cuencos, cazuelas, ollas de fondo plano y decoraciones a base de bruñido.
El metal es escaso al inicio, pero aumenta en torno al cambio de milenio, apareciendo puñales cortos con remaches, hachas planas con rebordes, y al final espadas con “lengua de carpa” y lengüeta calada. En la orfebrería destacan grandes torques y brazaletes de oro.

Meseta

Meseta Norte. Cultura de Cogotas I
Esta etapa está representada por la cultura de Cogotas I en base a cerámicas excisas. Tiene sus raíces en la fase más antigua del castro de Las Cogotas (Ávila), del Bronce Medio, y se desarrolla durante el Bronce Final y la Edad del Hierro (Cogotas II). Tiene raíces autóctonas, y arranca sobre el 1400 a.C., siendo los yacimientos más representativos Los Tolmos de Caracena (Soria) y la Cueva de Arevalillo (Segovia), ambos de signo Protocogotas.
Se presenta asociada al Campaniforme Ciempozuelos a través de Protocogotas, con una cerámica hecha a mano con decoración excisa y de boquique. Su economía estaba basada en una desarrollada agricultura cerealista y el pastoreo de ovicápridos y vacas. Vivían en cerros con defensas naturales y artificiales, normalmente en zonas fértiles, y se han identificado numerosos “fondos de cabaña” (estructuras en pozo, posibles plantas de vivienda), abundantes en los valles del Duero y Manzanares (yacimiento de Perales del Río). Se conocen pocos enterramientos, con inhumación normalmente individual acompañada de ajuar cerámico (San Martín de la Hornija, Valladolid).
Se puede establecer una secuencia cronológica del Bronce Final en base al armamento metálico de la zona:

  • Bronce Final I (1200-1100 a.C.): dos hachas de talón con una anilla procedentes de Beratón (Soria), el hacha de Diego Álvaro (Ávila) y el depósito de Valdevimbre (León).
  • Bronce Final II (1100-900 a.C.): armamento con novedades metálicas del desarrollo de los Campos de Urnas, plasmado en las espadas de hoja pistiliforme. Incorporación a la órbita económica del atlantismo. Aparecen las hachas de apéndices laterales (de Oriente Medio), a partir del 1000 a.C. hacia el sur de la Península. Destaca el depósito de Huerta de Arriba (Burgos), del 900 a.C.
  • Bronce Final III (900-700 a.C.): progresiva sustitución de las espadas de hoja pistiliforme por las espadas de punta “lengua de carpa” o “gota de sebo”.

Finaliza la Edad del bronce en la Meseta cuando llega la metalurgia del hierro, que se irá imponiendo sobre el bronce desde el 700 a.C.

Meseta Sur
Recibió por Extremadura influencias del Bronce Atlántico y de Cogotas I. Hay poblados con “fondos de cabañas”, y un enterramiento individual en Vaciamadrid, del 1100 a.C. El material es escaso e indica continuidad, al igual que el metal, pero con tipos modernos, lo que parece indicar que esta zona intervino en canjes con regiones colindantes. La economía es ganadera, pero sobre todo agrícola.
Se distinguen dos horizontes:

  • Pantoja (antes del 1000 a.C.): similar al extremeño de Boquique.
  • Ecce Homo (desde el 1000 a.C.): con cuchillos y láminas de sílex y molederas, cerámicas lisas, incisas de tipo campaniforme, excisas, de boquique, pellizcadas y pintadas.

País Vasco, Navarra y Aragón

A comienzos del I milenio entran en la Península por los Pirineos aportaciones que terminarán desplazando al substrato autóctono. Llegan grupos por los Pirineos centrales hasta el Ebro, por las cuencas del Segre y Cinca, y por los Pirineos occidentales hasta tierras navarras y vascas. Traen útiles del Bronce Final, como espadas de empuñadura calada y hachas de talón con anillas, cuencos de oro (Axtroki), urbanismo, una agricultura desarrollada y cerámicas excisas diferentes de las meseteñas.
Existen dos tipos de poblados: en alturas, de fácil defensa y economía ganadera, y en llanura, en tierras agrícolas. Ocasionalmente se utilizaron cuevas como hábitat y sepultura. Se practicó la incineración en hoyos, que perduran hasta la Edad del Hierro, y también necrópolis tumulares. La metalurgia queda reflejada por la presencia de moldes.

Baleares

Talayótico I
El Bronce Final está representado por el Talayótico I (entre los siglos XIV-VIII a.C.), caracterizado por los talayotes, torres de planta circular, oval o cuadrada, adaptadas a la topografía, alzados en mampostería y de forma troncocónica o troncopiramidal. Algunas son macizas y otras tienen cámaras con corredor, con muros de aparejo ciclópeo al exterior y de menor tamaño por el interior, con puerta de acceso, y a veces con pilar central.
Las cubiertas son con losas (planas o triangulares), falsa cúpula e incluso madera. Probablemente tuvieran terrazas, aunque se desconoce.
Existen varias interpretaciones sobre su significado: recintos defensivos de vigilancia, de carácter funerario o como hábitat. Al talayot se le adosan construcciones que forman el poblado, con murallas de aparejo ciclópeo y planta circular o cuadrada.
En Menorca aparecen construcciones originales:

  • Salas hipóstilas: cubiertas con losas planas y construidas con múltiples columnas.
  • Navetas: recintos funerarios, como la de Els Tudons (Ciudadela). Están hechas con aparejo ciclópeo, planta de herradura alargada, ovalada o circular, con el lado frontal recto donde está la puerta, con corredor. Algunas tenían otro piso y se cubrían con falsa cúpula o losas sobre cuatro columnas en el eje central. Posiblemente algunas de ellas fueran viviendas.
  • Taulas: monolito vertical prismático sobre el que se apoya otro horizontal. Hay diversas opiniones sobre su finalidad: columna central que sostiene la techumbre de un edificio, mesas de sacrificio o de sentido religioso.

En las dos islas hay dólmenes y cuevas artificiales, las cuales forman necrópolis en Menorca, con pequeñas hornacinas en la roca para depositar urnas funerarias, y pozos con escalera excavados en la roca.
Existe un monumento desconocido en Som Ons (Mallorca), escalonado, con muros ciclópeos, junto a una cueva funeraria de triple cámara y cerca de un poblado. Todo el conjunto pudiera tener finalidad ritual.
El contexto material difiere de la etapa anterior como consecuencia de las relaciones con el Mediterráneo occidental. En bronce aparecen espadas de empuñadura maciza, de hoja ancha y nervio marcado, similares a las de tipo europeo y cronologías de mediados del siglo IX a.C. También hay hachas planas de filo abierto de los siglos IX y VIII a.C.
En los adornos aparecen pectorales o gargantillas hechas con varillas, así como un cinturón de bronce con púas (La Lloseta).
La cerámica tiene diversas tipologías (hasta 9), hecha a mano, con material de baja calidad y color negruzco.

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