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Los Inicios de la Domesticación de Plantas y Animales

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Los primeros ganaderos actuaban de forma empírica, como consecuencia de sus propias observaciones sobre el comportamiento de la naturaleza. Para la Paleobotánica, uno de sus objetivos actuales es el interés por conocer el comienzo del uso de plantas cultivadas por el hombre. Actualmente es posible recuperar numerosos restos vegetales y de microfauna en las excavaciones arqueológicas, mediante el sistema de flotación de las tierras que forman los suelos, y, gracias a ello, se dispone de muchos más restos.
Los estudios carpológicos (del fruto) sobre restos de simientes, que a veces se conservan de forma excepcional en los yacimientos arqueológicos gracias a que fueron sometidos a malteado, permiten definir su carácter silvestre o doméstico.
En cuanto a la domesticación de animales, se ha avanzado mucho con el estudio de las especies originarias salvajes y su distribución geográfica a comienzos del Holoceno, así como la presencia de las primeras especies domésticas en los yacimientos prehistóricos, aunque en muchos ocasiones su determinación plantee problemas difíciles.

Las plantas cultivadas


El Mediterráneo oriental fue el área natural de origen y manipulación de las primeras plantas cultivadas. La primera fase del proceso es el cultivo de tipo silvestre con semillas recogidas en las áreas de origen. Luego se hace la selección de plantas mutantes, y con la intervención humana se logra la eliminación de los tipos silvestres originales. Tras este proceso, las plantas cultivadas necesitan de la intervención humana para sobrevivir.
Las gramíneas de tipo silvestre antecesoras del trigo y la cebada se desarrollan en zonas del suroeste de Asia.
El primer cereal que se domesticó, el trigo (Triticum monococcum monococcum) procede del trigo silvestre (Triticum boeoticum) que aún crece silvestre en Próximo Oriente, y aparece hacia el 8800 a.C. en los niveles neolíticos de Aswad (Siria). Algo más tarde hay cereales domésticos en Jericó, Gilgal y Netiv Hagdud (Palestina), y en el neolítico de Abu Hureyra, (Siria). Este trigo
Los cereales son fácilmente almacenables y si se guardaban en condiciones adecuadas pueden conservarse largo tiempo sin perder sus cualidades nutritivas.
Guisantes y lentejas también se cultivaron, aunque en menor medida, desde comienzos de Neolítico.
La cebada aparece también en asentamientos neolíticos del Próximo Oriente y también crece allí silvestre. La lenteja tiene su antecedente silvestre en Europa y Asia Occidental, aparece a fin del IX milenio en Abu Hureyra
El cultivo del arroz se inició al este de Tailandia (5500 a.C.) y aparece en el 2000 a.C. en el Neolítico del Sur de China. Su antecedente silvestre es originario de las Indias Orientales. El cultivo más importante durante el Neolítico Chino es el mijo.
El maíz, originario de América, en la actualidad no se encuentra en estado silvestre, y era la alimentación básica de las poblaciones precolombinas de Perú y América Central. Tiene un origen controvertido. En Méjico aparece en Tehuacan (6800-5000 a.C.). En América del Sur el maíz más antiguo procede de Ayacucho (6500-5500 a.C.). Pero al parecer en América se cultivaron antes otra plantas como la calabaza, habichuelas y el pimiento desde el 6500 a.C.
El lino, como planta oleaginosa y como fibra textil, también tuvo su importancia, conservándose tejidos sobre arcilla en el Neolítico Precerámico de Jarmo y en El Fayum se han encontrado fragmentos de tejido de lino fechados hacia el 4500 a.C.

Los animales domésticos


La relación del hombre con los animales a lo largo de la Prehistoria es mucho más compleja y depende de las características de cada especie, de sus posibilidades de acercamiento al hombre y de la edad.
La verdadera domesticación supone cambios biológicos en el animal, influye en sus características genéticas produciendo modificaciones taxonómicas y también cambios en la relación del animal con el grupo humano. Los animales vivos se integran en la organización socioeconómica del grupo humano. Cuando el hombre aísla un grupo de animales, da lugar a la consanguinidad, favoreciendo la aparición de genotipos nuevos, seleccionados por él, desaparece la selección natural, y ya no pueden sobrevivir sin él. Da lugar a nuevas razas, y sobre todo, y según las necesidades, da lugar al aprovechamiento por la comunidad humana por su carne, lana, leche o fuerza motriz.
Estudios paleozoológicos han aislado las especies salvajes que dieron lugar a los primeros animales domésticos. La domesticación de las primeras especies (oveja, cabra, cerdo, buey) se da ya en tiempos muy antiguos en Próximo Oriente, donde están los antecesores de la cabra y la oveja, mientras que los del buey y el cerdo se situaban en un hábitat mas extenso en el continente eurasiático.
En el natufiense ocupa un papel importante la gacela, la cabra salvaje y la pesca.
La domesticación del perro está documentada en el Próximo Oriente en el Epipaleolítico de los Zagros y en el natufiense antiguo desde hace unos 13.000 años, a partir del Canis lupus. En Europa es más tardío: Star Carr hace 10.000 años, al igual que en América: Idaho hace 10.400 años.
La cabra parece haber sido el primer animal propiamente doméstico, documentada desde el Neolítico precerámico del Levante, con origen en la cabra salvaje del Próximo Oriente, con hábitat en ambientes rocosos.
El cordero doméstico, procedente del Ovis orientalis, de hábitat menos montañoso, existía ya en el Neolítico en diferentes áreas desde hace unos 8.500 años.
La domesticación del buey doméstico se documenta al final del Neolítico precerámico en Levante hace unos 8.000 años.
El cerdo doméstico, cuyo antecedente es el jabalí, tiene antecedentes de domesticación desde hace unos 8.000 años, mientras que el caballo fue aprovechado mucho más tarde, en las llanuras del mar Negro, hace unos 5.800 años, extendiéndose posteriormente. Procede del Tarpán o del caballo de Przevalski (ambos Equus ferus), especie que a final del Pleistoceno vivía en las estepas de Eurasia, España, China, el Zagros, Turquía y Levante.

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